DEVOCIONARIO ORTODOXO

Oraciones de la Mañana
(Primer formulario)
Al levantarte, antes de cualquier otra cosa, puesto piadosamente de pie, preséntate a ti mismo ante Dios que todo lo ve, y haciendo la señal de la Cruz sobre ti mismo:
+ En el nombre del Padre y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Recoge tu espíritu, que todos los sentidos se calmen, que los pensamientos se aparten de las preocupaciones terrenas. Después haz una reverencia diciendo:
+ Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de mí, pecador.
Dios, ten Piedad de mi, pecador.
Dios purifica mis pecados. Tu que me creaste, Oh Señor, apiádate de mi.
Sin fin he pecado, Señor perdóname.
Soberana mía, Santísima Virgen Madre de Dios, sálvame a mi pecador.
Santo Ángel de mi guarda, protégeme de todo mal.
Y luego las oraciones que siguen, sin prisas y con el corazón atento:
+ Por la intercesión de Tu purísima Madre, de nuestros santos padres portadores de Dios, y de todos los santos, Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de nosotros. Amén.
En el caso de estar en la Capilla o Templo, a  continuación:
Si se esta solo: + En el nombre del Padre y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Si hay presbítero, él dice: + Bendito sea nuestro Dios, eternamente, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
Si no hay presbítero, el lector dice: + Por la intercesión de tu purísima Madre, de nuestros santos padres portadores de Dios, y de todos los santos, Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de nosotros. Amén.
Gloria a Ti, Dios Nuestro, Gloria a Ti.
Rey Celestial, Consolador, Espíritu de Verdad, que estás en todo lugar, llenándolo todo, Tesoro de bienes y Dador de Vida, ven a  habitar en nosotros, purifica nuestros pecados, y salva, Tú que eres bueno, nuestras almas.
Santo + Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros. (tres veces).
Gloria al + Padre y al Hijo, y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
Santísima Trinidad, ten piedad de nosotros. Señor, purifícanos de nuestros pecados. Maestro, perdona nuestras transgresiones. Santo, visítanos y cura nuestras dolencias, por tu Nombre.
Señor, ten piedad. (tres veces).
Gloria al + Padre y al Hijo, y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
Padre nuestro, que estás en los cielos, santificado sea tu Nombre, venga a nosotros Tu Reino, hágase tu Voluntad  en la tierra como en el Cielo; danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en tentación, y líbranos del mal.
Presbítero: Porque tuyos son el Reino, y el Poder y la Gloria, + Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.

TROPARIO A LA SANTÍSIMA TRINIDAD.
Levantándonos del sueño, nos postramos, Dios bendito, ante ti, y te cantamos, Oh Poderoso, el himno angelical: Santo, Santo, Santo eres tú, Dios nuestro. Por las oraciones de la + Theotokos, ten piedad de nosotros.
Gloria al + Padre y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Tú, Señor, me has levantado de mi lecho y del sueño; ilumina mi entendimiento y mi corazón y abre mis labios a fin de que te alabe, Santísima Trinidad. Santo, Santo, Santo eres Tú, Dios nuestro. Por las oraciones de la + Theotokos, ten piedad de nosotros.
Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
De improviso vendrá el juez y los hechos de todos los hombres serán descubiertos; mas con temor clamamos a ti: Santo, Santo, Santo eres tú, Dios nuestro. Por las oraciones de la + Theotokos, ten piedad de nosotros. Señor, ten Piedad. (doce veces).
ORACIÓN A LA SANTISIMA TRINIDAD.
(De San Basilio el Grande):
Levantándome del sueño, te doy gracias, Santísima Trinidad, porque por tu gran bondad y paciencia no has mostrado ira contra mí, aún siendo perezoso y pecador. Tampoco me has hecho perecer por mis transgresiones, sino que me has mostrado tu acostumbrado Amor por los hombres y me has levantado de mi sueño, a fin de que pueda cantarte el himno matinal y glorificar tu Grandeza. Ilumina los ojos de mi entendimiento, abre mis oídos para que reciban tus palabras, y enséñame tus mandamientos. Ayúdame a hacer tu Voluntad, a cantarte, a confesarte de todo corazón y a glorificar tu santísimo Nombre,    
+ Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
+ Venid, adoremos y postrémonos ante Dios, nuestro Rey. (Reverencia profunda).
+ Venid, adoremos y postrémonos ante Cristo, nuestro Rey y  nuestro Dios. (Reverencia profunda).
+ Venid, adoremos y postrémonos ente el mismo Cristo, nuestro Rey y nuestro Dios. (Reverencia profunda).

Salmo 50
Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado.

Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado:
contra tí, contra tí sólo pequé,
cometí la maldad que aborreces.

En la sentencia tendrás razón,
en el juicio resultarás inocente.
Mira, en la culpa nací,
pecador me concibió mi madre.

Te gusta un corazón sincero,
y en mi interior me inculcas sabiduría.
Rocíame con el hisopo: quedaré limpio;
lávame: quedaré más blanco que la nieve.

Hazme oír el gozo y la alegría,
que se alegren los huesos quebrantados.
Aparta de mi pecado tu vista,
borra en mí toda culpa.

Oh Dios, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu.

Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso:
enseñaré a los malvados tus caminos,
los pecadores volverán a ti.

Líbrame de la sangre, oh Dios,
Dios, Salvador mío,
y cantará mi lengua tu justicia.
Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza.

Los sacrificios no te satisfacen:
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
Mi sacrificio es un espíritu quebrantado;
un corazón quebrantado y humillado,
tú no lo desprecias.

Señor, por tu bondad, favorece a Sión,
reconstruye las murallas de Jerusalén:
entonces aceptarás los sacrificios rituales,
ofrendas y holocaustos,
sobre tu altar se inmolarán novillos.


CREDO o SIMBOLO DE LA FE
Creo en un solo Dios,
Padre todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra,
de todo lo visible y lo invisible.

Creo en un solo Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios,
nacido del Padre antes de todos los siglos:
Dios de Dios,
Luz de Luz,
Dios verdadero de Dios verdadero
engendrado, no creado,
de la misma naturaleza del Padre,
que por nosotros, los hombres,
y por nuestra salvación
bajó del cielo,

y por obra del Espíritu Santo
se encarnó de María, la Virgen,
y se hizo hombre;
y por nuestra causa fue crucificado
en tiempos de Poncio Pilato;
padeció y fue sepultado,
y resucitó al tercer día, según las Escrituras,
y subió al cielo,
y está sentado a la derecha del Padre;
y de nuevo vendrá con gloria
para juzgar a vivos y muertos,
y su reino no tendrá fin.

Creo en el Espíritu Santo
Señor y dador de vida,
que procede del Padre
que con el Padre y el Hijo
recibe una misma adoración y gloria,
y que habló por los profetas.

Creo en la Iglesia,
que es Una Santa, Católica y Apostólica.
Confieso que hay un solo bautismo
para el perdón de los pecados.
Espero la resurrección de los muertos
y la vida del mundo futuro.
Amén

1ª Oración de San Macario el Grande
Oh Dios, purifícame, a mi pecador pues no he hecho nunca nada digno de llamarlo bueno en Tu presencia; líbrame del mal, y haz que sea cumplida en mi Tú voluntad, para que yo pueda abrir mis labios indignos sin condenación, y alabar Tu Santo Nombre de Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.

2ª Oración
Al despertar de mi sueño, Te ofrendo, Oh Salvador, el cantar de medianoche y me postro diciéndote: concédeme no dormirme  y morir en pecado, al contrario apiádate de mí, Oh Tú que fuiste voluntariamente crucificado, y Te apresuras a levantarme, aléjame de la pereza, y sálvame por la oración e intercesión, y después del sueño de la noche, bendíceme con un día sin pecado y sálvame Oh Cristo, Dios.

3ª Oración
Al despertar de mi sueño me acerco enseguida a Ti, Oh Soberano, Amante de la humanidad, y por Tu bondad me esfuerzo por cumplir Tu obra, y Te suplico: ayúdame siempre, en todo, y líbrame de todo lo malo del mundo, del demonio, que me asecha, sálvame y llévame a Tu Reino eterno. Porque Tú eres mi Creador, el Donador y Proveedor de todo lo bueno, y toda mi esperanza está en Ti, yo Te alabo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.

4ª Oración
Oh Señor, que me has concedido gracia por tu gran bondad y tu gran compasión a mí que soy Tu servidor, para que pase el transcurso de esta noche sin la tentación de ningún mal, Soberano y Creador de todo, por tu verdadera luz y con el corazón iluminado concédeme hacer Tu voluntad, ahora y siempre, y por los siglos de siglos. Amén.

5ª Oración
Todopoderoso Soberano, Dios nuestro, que recibe de tus Poderes Celestiales el himno tres veces sagrado, recibe también de mí, Tu indigno servidor, este breve poema de la noche y hazme la gracia para que todos los años de mi vida y todas las horas Te alabe a Ti, Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre y en los siglos de los siglos. Amén.

1ª Oración de San Basilio el Grande
Todopoderoso Señor, Dios de los poderes y de toda carne, que vives en lo más alto y miras a los humildes, que escudriñas nuestros corazones y afectos, y sabes de antemano los secretos de los hombres; eterna e imperecedera luz, en Quien no hay cambio ni sombras alteradas; Oh Rey Inmortal, recibe nuestras plegarias, Te las ofrecemos con labios impuros, confiando en Tus innumerables bendiciones. Perdónanos todos los pecados cometidos de pensamiento, palabra o acción, consciente e inconscientemente, y purifícanos de toda corrupción de la carne y del espíritu. Concédenos pasar la noche de la presente vida con el corazón alerta y pensamiento coherente, aguardando siempre el advenimiento del día radiante de la aparición de Tu único engendrado Hijo, Nuestro Señor y Dios y Salvador, Jesucristo, cuando el Juez de todos ha de venir en gloria a emitir sentencia a cada uno de acuerdo a sus actos. Que no nos encuentre caídos en pecado ni ociosos, sino que despiertos y alertas para la acción, listos para acompañarlo en el divino palacio de sus bienaventuranzas, donde se oye un incesante sonido de los que festejan y el gozo de los que contemplan la inexpresable hermosura de su rostro. Porque Tú eres la verdadera luz que iluminas y santificas a todos, y toda la creación Te canta por los siglos de los siglos. Amén.

2ª Oración
Te bendecimos, oh Altísimo Dios y Señor de la misericordia. Que estás siempre realizando innumerables, grandes e inescrutables cosas con nosotros, gloriosas y maravillosas. Que nos permites dormir para tregua de nuestras debilidades y reposo de los agobios de nuestra fatigadísima carne que lucha contra el pecado. Te agradecemos que nos hayas amado como siempre y aunque estemos sumidos en la desesperación, Tú nos has levantado para que podamos alabar tu poder. En consecuencia, imploramos que en Tu incomparable bondad nos ilumines los ojos de nuestra comprensión y eleves nuestra mente del pesado sueño de la indolencia; abre nuestra boca y cólmala con Tu alabanza, para que seamos capaces sin distraernos de cantarte y dar testimonio de Ti, que eres Dios glorificado en todo y por todos, el Padre eterno, con Tu único engendrado Hijo, y Tú absolutamente santificado y bueno y vivificante Espíritu, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
Canción a la Santísima Madre de Dios
Yo le canto a Tu gracia, oh Soberana, y Te suplico bendecir mi mente. Enséñame a caminar correctamente por la senda de los mandamientos de Jesucristo. Fortaléceme para mantenerme alerta en el cantar y desvanece el ensueño del desaliento. Libérame, atrapado por las cadenas del pecado, Oh novia de Dios, por tus oraciones. Protégeme de noche y de día, y ahuyenta a mis enemigos que me derrotan. Oh Portadora de Dios, el Donador de la Vida, despabílame a mí que estoy amortecido por las pasiones. Oh Portadora de la luz inagotable, ilumina mi alma enceguecida. Oh Maravilloso Palacio de Jesucristo, hazme morada del Espíritu Divino. Oh Madre del Sanador, cura las perennes pasiones de mi alma. Guíame por la senda del arrepentimiento, pues estoy a merced de la tormenta de la vida. Sálvame del fuego eterno, del ataque del enemigo. Muéstrame mis culpas pues lo soy de muchos pecados. Renuévame, envejecido por tantos pecados necios, Oh Inmaculada. Exhíbeme intacto de todos los tormentos, y ruega por mí ante el Ser Supremo de todos. Concédeme la gracia de recibir los goces del Cielo con todos los Santos. Oh Santísima Virgen, oye la voz de Tu inútil sirviente. Concédeme el raudal de las lágrimas, Oh Purísima, para purificar mi alma de la impureza. Te ofrezco los gemidos de mi corazón a Ti incesantemente. Aceptalos e intercede por mí, Oh Soberana. Acepta mi oracion de súplica y ofréndaselo al Dios misericordioso. Oh Tú que estás por sobre los ángeles, librame de la confusión de este mundo. Oh Tabernáculo celestial Ostensorio de Luz, dirige la gracia del Espíritu dentro de mí. Alzo mis manos y labios para alabarte, corrompidos como están por la impureza. Oh Inmaculada. Libérame de las maldades que corrompen el alma, e intercede fervorosamente ante Cristo, Quien merece honor con adoración, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

Oración al Ángel Guardián
Oh Ángel Santo, intercede por mi alma y mi vida apasionada, no me abandones, ni me evadas por mi intemperancia. No des lugar a que el demonio insidioso me domine a causa de la violencia de mi cuerpo mortal. Fortalece mi pobre y débil mano y guíame por el camino de la salvación. Oh Ángel Santo de Dios, guardián y protector de mi cuerpo y de alma, ayudame a alcanzar de Dios el perdón de  todas las faltas que he cometido todos los días de mi vida, y por todos los pecados que pueda haber cometido durante la pasada noche. Protégeme durante el presente día, y escúdame de toda tentación del enemigo, para que no pueda airar a Dios por ningún pecado. Y ruega al Señor por mí, para que Él pueda fortalecerme en Su temor, y hazme Su esclavo, digno de Su bondad. Amén.

Oración a la Madre de Dios.
 Mi Santísima Soberana, Madre de Dios, por Tus santas y omnipotentes oraciones aleja de mi, Tu humilde y simple servidor, el abatimiento, el olvido, la insensatez, la negligencia, y todos los pensamientos impuros, malignos e impíos de mi miserable corazón y de mi ofuscada mente. Y extingue la llama de mis pasiones, pues soy pobre y desdichado, y redímeme de mis numerosos crueles recuerdos y actos, y líbrame de todos sus nocivos efectos; pues bendita eres Tú por todas las generaciones, y glorificado sea Tu muy honorable nombre por los siglos de los siglos. Amén.
Bajo tu amparo nos acogemos Santa Madre de Dios, no rechaces nuestras plegarias en nuestro infortunio, sino que líbranos del mal, oh Única pura y bendita.
Gloriosísima siempre Virgen y Madre de Cristo Dios, presenta nuestras plegarias a Tu Hijo y nuestro Dios, rogándole para que salve, por Tu mediación, a nuestras almas.
Alégrate, Virgen María, Madre de Dios, llena eres de gracia, El Señor es contigo, Bendita eres entre las mujeres, y bendito es el Fruto de Tu Vientre, porque has dado a luz al Salvador de nuestras almas. (tres veces).
Digno es realmente bendecirte oh Madre de Dios. Siempre bienaventurada e inmaculada y Madre de Dios. Oh más honorable que los querubines, e incomparablemente más gloriosa que los serafines, Tú que sin corrupción engendraste al Verbo Dios, verdaderamente eres la Madre de Dios, Te alabamos.

Oración por Intercesión a las Huestes Angelicales o Anfitriones Angelicales
Oh Anfitriones angelicales y Celestiales de los Santos Ángeles y Arcángeles, rueguen por nosotros pecadores.

Oración por Intercesión a todos los Santos
Oh gloriosos Apóstoles, Profetas y Mártires, y todos los Santos, rogad por nosotros pecadores.
I
nvocación al Santo Patrono personal
Ruega por mí, Santo(a) (nombre), pues con devoción acudo a Ti, rápido asistente e intercesor(a) de mi alma.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén. Señor, ten piedad. (tres veces).
En el nombre del Señor bendice padre, (si es Obispo), Soberano bendice.
Sac.: Por las oraciones de nuestros santos padres, Señor Jesucristo Hijo de Dios, ten piedad de nosotros. Amén.
Empieza siempre tus alabanzas con agradecimiento.
Señor Jesucristo, Hijo de Dios Te agradezco (postración)
Señor Jesucristo, Hijo de Dios ten piedad de los enfadados (postración)
Señor Jesucristo, Hijo de Dios ten piedad de mi prójimo (postración)
Señor Jesucristo, Hijo de Dios da descanso a los muertos (postración)
Señor Jesucristo, Hijo de Dios ten piedad de mí pecador (postración)
Señor Jesucristo, Hijo de Dios ayúdame en mi vida espiritual (postración)
Señor Jesucristo, Hijo de Dios ayúdame en mi vida cotidiana (postración)
I

ntercesión
Conmemoración de los Vivos y los Muertos (en las fiestas principales, Víspera de Domingo no se hace postración hasta el suelo, sino inclinación hasta la cintura, se hace reverencia).
Recuerda, Oh Señor Jesucristo nuestro Dios, Tus caridades y dádivas que son de la eternidad, y a través de la cual Tú Te hiciste hombre y forjaste voluntad para sufrir la crucifixión y la muerte por la salvación de los que rectamente creen en Ti, y habiéndose levantado de entre los muertos ascendientes al cielo, y se sentaron a la diestra de Dios Padre y consideraron las humildes peticiones de los que Te invocan de todo corazón: escucha con simpatía, y oye el humilde ruego mío, Tu indigno sirviente, como la fragancia de incienso espiritual, que yo Te ofrezco por toda la gente. Y recuerda primero Tu Santa Iglesia Católica y Apostólica, que Tú has provisto a través de Tu Preciosa Sangre. Confírmala, robustécela, extiéndela y agrándala, y consérvala en paz, y para siempre como prueba contra el poder del infierno. Calma los desacuerdos de las Iglesias, y anula los planes de los poderes de la oscuridad, desvanece la parcialidad de las naciones, y rápidamente arruina y erradica las insurrecciones heréticas, y frústralas por el poder del Espíritu Santo. Postración
Salva, Oh Señor, y ten piedad de nuestro presidente y de todos aquellos que tengan autoridad a través de todo el mundo, comandantes en jefe de ejércitos y armadas y flotas aéreas, gobernadores de provincias y ciudades, y de todas las armadas, ejércitos y policías amantes de Cristo; protege su poder con paz, y avasalla a sus pies a todos sus enemigos y adversarios, y comunica paz y bendición a sus corazones por Tu Iglesia Sagrada, y por toda Tu grey, y concede que en su serenidad podamos nosotros también llevar una vida sosegada y pacífica con verdadera religión, con toda piedad y honestidad. Postración
Salva, Oh Señor, y ten piedad de los Patriarcas Ortodoxos, Metropolitanos, Arzobispos y Obispos, Sacerdotes y Diáconos, y de todos los que sirven a la Iglesia, y a quienes Tú has ordenado que alimenten Tu rebaño espiritual; y por sus oraciones, ten piedad de mí, un pecador. Postración
Salva, Oh Señor, y ten piedad de nuestro padre (Hegumen o abad de monasterio o Skita), con todos sus hermanos en Cristo, y por todas sus oraciones ten piedad de mí, despreciable como soy. Postración
Salva, Oh Señor, y ten piedad de mí Padre Espiritual (nombre) y por sus oraciones perdona mis pecados. Postración
Salva, Oh Señor, y ten piedad de todos los trabajadores de esta santa comunidad, nuestros hermanos y todos los trabajadores manuales, y trabajadores laicos, y labradores de este monasterio, y de todos los Cristianos. Postración
Salva, Oh Señor, y ten piedad de mis padres (nombres), de mis hermanos y hermanas y de todos mis parientes, y de los vecinos de mi familia, y amigos, y concédeles Tus bienes terrenales y espirituales. Postración
Salva, Oh Señor y ten piedad de los que viven y habitan en los monasterios de la Santa Montaña y en la Tierra Santa, de los Padres y Hermanos y Hermanas (en se dicen los paises donde se encuentran hermanos nuestros cercanos) y de todas partes, y por sus oraciones ten piedad de mí, un pecador. Postración
Salva, Oh Señor, y ten piedad en razón de tus innumerables mercedes, de todos los sacerdotes, monjes y monjas, y de todos los que viven en virginidad, devoción y ayuno, en monasterios, en desiertos, en grutas, en montañas, en columnas, en ermitas, en las grietas de las rocas, y en verdadera fe en todos los lugares de Tu dominio, y sirviéndote con devoción, y orando por Ti. Aligera su carga, consuélalos en su aflicción, y concédeles fortaleza, energía y perseverancia en su lucha, y por sus oraciones concédeme perdón de mis pecados. Postración
Salva, Oh Señor, y ten piedad de los viejos y jóvenes, de los pobres y menesterosos, de los huérfanos y viudas, de los leprosos, epilépticos y paralíticos, y de aquellos víctimas de la enfermedad y la pena, de la desgracia y la congoja, de los cautivos y exiliados, en las minas y prisiones y reformatorios, y especialmente de aquellos que Tus servidores que son perseguidos por amor a Ti y por la Fe Ortodoxa de los pueblos impíos, apóstatas y herejes. Visita, fortalece, conforta y cúralos, y por Tu poder rápidamente concédeles alivio, libertad y redención. Postración
Salva, Oh Señor, y ten piedad de nuestros benefactores, que tienen piedad de nosotros y nos alimentan, y nos mitigan la ansiedad dándonos limosna, y encomiéndanos, indignos como somos, la misión de orar por ellos; y dales Tu gracia, y concédeles todas sus peticiones que conducen a la salvación, y a la consecución del goce eterno. Postración
Salva, Oh Señor, y ten piedad de los Padres y Hermanas, de nuestra Cofradía, y de todos los Cristianos Ortodoxos que son mensajeros y misioneros a Tu servicio, y están viajando. Postración
Salva, Oh Señor, y ten piedad de aquellos a quienes haya ofendido o escandalizado con mi locura o descuido, y a quienes haya apartado del camino de la salvación, y a quienes haya guiado hacia el mal y actos dañinos. Por Tu divina providencia restitúyelos de nuevo por la senda de la salvación. Postración
Salva, Oh Señor, y ten piedad de aquellos que me odian y ofenden, y me hacen daño, y nos los dejes perecer por mí, un pecador. Postración
Ilumina con la luz del don a todos los apóstoles de la Fe Ortodoxa, y a aquellos cegados por perniciosas herejías, y atráelos hacia Ti, y únelos a Tu Iglesia Santa, Apostólica, Católica. Postración.
Por los Difuntos
Recuerda, Oh Señor, a los que han dejado esta vida, reyes y reinas, príncipes y princesas Ortodoxos, Patriarcas Ortodoxos, Metropolitanos, Arzobispos y Obispos, Sacerdotes y Diáconos y aquellos que Te han servido en el Estado Monástico, y a los laicos de la Iglesia, y a los benditos fundadores de todas las Iglesias y monasterios, y concédeles descanso con los Santos en Tus eternas moradas. Postración.
Oración de Memoria de los parientes difuntos
Recuerda, Oh Señor, las almas de Tus servidores que han partido en el sueño, mis padres (nombres), y a todos mis parientes (de acuerdo al parentesco); perdónales sus pecados, voluntarios e involuntarios; concédeles el Reino y una parte de Tus goces eternos, y el encanto de Tu vida bienaventurada y eterna. Postración.
Oración por la Hermandad Monacal
Recuerda, Oh Señor, además a todos los Padres, Hermanos, hermanas y miembros de nuestra Cofradía que han partido en el sueño con la esperanza de la resurrección y vida eterna, y a los Cristianos Ortodoxos que yacen aquí y en todo el mundo, y con tus Santos dales reposo donde brilla la luz de Tu Rostro y ten piedad de nosotros, porque Tú eres bueno y Amante de la humanidad. Amén. Postración.
Al Final, Recitar Tres Veces:
Concede, Oh Señor, perdón de todos los pecados a Nuestros Padres, Hermanos y Hermanas partidos en la fe y esperanza de la resurrección, y concédeles eterna recordación, eterna recordación, eterna recordación. Postración
Las Bienaventuranzas (Mt. 5:3-12).
Coro: Acuerdate de mi, oh Señor, cuando hayas llegado a Tu Reino. (Se repite entre cada bienaventuranza)
Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados.
Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán la tierra.
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos serán saciados.
Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos obtendrán misericordia.
Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos.
Bienaventurados seréis cuando os vituperaren y persiguieren, y dijeren toda clase de mal contra vosotros por mi causa, mintiendo.
Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa sea grande en los cielos.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
Ahora y siempre y por siglos de los siglos. Amén.

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